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Nuestros profesores hablan

La salud pública, cuestión de seguridad nacional

Dr. Jaime Martuscelli Quintana
Investigador emérito del Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM
Dr. Enrique Graue Wiechers
Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México

A finales de 2019 empezaron a aparecer en la ciudad de Wuhan, localizada en el centro de China yuna zona industrial importante, casos graves de neumonía que durante el mes de diciembre de ese año aumentaron en frecuencia, lo que alertó a las autoridades sanitarias. Se identificó que la epidemia era causada por un nuevo coronavirus: el virus fue aislado, su secuencia genética determinada, fue denominado SARS-CoV-2. 

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A finales de 2019 empezaron a aparecer en la ciudad de Wuhan, localizada en el centro de China, una zona industrial importante, casos graves de neumonía que durante el mes de diciembre de ese año aumentaron en frecuencia, lo que alertó a las autoridades sanitarias. Se identificó que la epidemia era causada por un nuevo coronavirus: el virus fue aislado, su secuencia genética determinada, fue denominado SARS-CoV-2.

Se desarrolló una prueba diagnóstica confiable. El brote epidémico se extendió rápidamente y cruzó las fronteras, apareciendo casos en otros países asiáticos y finalmente en todos los continentes. La Organización Mundial de la Salud declaró que se había llegado a una pandemia el 11 de marzo de 2020. Para abril de este año, los casos sumaron 2 millones en el mundo y se han presentado más de 155 mil fallecimientos en más de 190 países.

Aunque para cada país la pandemia ha tenido efectos de consideración, los ha atacado con diferentes grados de agresividad, colocando a sus sistemas de salud en grave situación y con impactos importantes en su desarrollo económico.

La medicina, como tal, no puede escapar a esta contingencia y ha tenido implicaciones que describimos a continuación:

  • La pandemia nos demostró la debilidad prevaleciente en los sistemas nacionales de salud para contender con ella, a pesar de las experiencias previas de 2003, 2008 y 2013, pandemias también ocasionadas por virus que atacan fundamentalmente el aparato respiratorio. En efecto, la infraestructura fue deficiente para resolver los casos graves. Para el caso de este virus, no se cuenta con ningún tratamiento, ni con un método preventivo. Tendremos que lograr incrementos importantes en la inversión de los sistemas de salud; México es de los países de la OCDE que tiene una de las más bajas inversiones en ese rubro.
  • Quedó claro, también, que había una notoria falta de médicos especialistas en enfermedades transmisibles y respiratorias.
  • Para la medicina humana y veterinaria, resultó evidente que las enfermedades transmitidas de los animales al hombre son cada vez más frecuentes. Para esta pandemia se piensa que el reservorio son los murciélagos que infectaron a algún animal que se vendió vivo en el mercado de Wuhan. Las pandemias SARS-1 y MERS fueron causadas también por coronavirus, y se trasmitieron a través de mamíferos. La de influenza de 2009 fue probablemente por el cerdo. La deforestación y el tráfico de animales han contribuido a este fenómeno.
  • Resultó también evidente la dependencia tecnológica de nuestros países respecto a insumos básicos como ventiladores, cubrebocas para el personal de salud, y reactivos para diagnóstico.

Ante esta situación, las instituciones de educación superior deben jugar un papel relevante para colaborar con las autoridades de salud que enfrentan el problema. La UNAM tomó una serie de acciones tendentes a apoyar no sólo a su comunidad, sino a la sociedad en su conjunto.

En efecto, el 4 de febrero de 2020, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México creó una Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus, integrada por personal académico de la propia Universidad, referente a las áreas de medicina, incluyendo sanitaristas públicos, médicos e investigadores, así como de psicólogos, juristas, biólogos, bioeticistas, entre otros. Además, se conformó un grupo de voceros conocedores del tema que cotidianamente sostienen conferencias de prensa, apariciones en radio y televisión con el objeto de informar a la población los aspectos fundamentales de la pandemia.

En torno a la docencia se realizó un importante esfuerzo, contínuo, para la impartición de enseñanza a través de la educación a distancia. A la fecha, contamos con 11, 500 aulas virtuales que han sido utilizadas con entusiasmo por nuestros estudiantes.

Por otro lado, se logró instalar la prueba diagnóstica específica para el virus en cuestión en cuatro entidades académicas que dan el servicio a miembros de nuestra comunidad, y se publicó una convocatoria para apoyar proyectos de investigación que contribuyan a generar conocimiento sobre el virus, tomando en cuenta que muchos de los investigadores de enfermedades transmisibles y de la salud pública son miembros del grupo científico de asesoría que integró la Secretaría de Salud.

La pandemia hizo claro que las instituciones de educación superior deberán hacer esfuerzos en el futuro próximo para preparar los recursos humanos necesarios para estas situaciones, generar conocimiento útil para apoyar la lucha contra estos desastres, informar a la sociedad con datos científicamente válidos para evitar el pánico que pudiese generarse. Por ello, se desarrollarán varias acciones en este sentido:

  • Revisar los planes de estudio de las licenciaturas y posgrados de medicina y enfermería para fortalecerlos en las áreas pertinentes de enfermedades emergentes, la mayor parte de ellos de carácter transmisible.
  • Incrementar la oferta de educación continua, procurando que los estudiantes cuenten con las facilidades adecuadas de equipo e internet.
  • Fortalecer el área de psicología y trabajo social para contender con los problemas que generan estas situaciones, en virtud del distanciamiento y el aislamiento que se impone, en particular la violencia intrafamiliar que afecta, con mucho, al género femenino.
  • Impulsar la colaboración entre investigadores de salud humana y las áreas de medicina veterinaria y zootecnia y de medio ambiente para alcanzar resultados en el programa Salud Uno (One Health).
  • Analizar la conveniencia de crear un Centro Universitario de Virología, pues los virus han sido claramente responsables de las últimas pandemias.
  • Promover la investigación en el área farmacéutica para contribuir al desarrollo de medicamentos específicos. La industria privada ha abandonado prácticamente la investigación en antimicrobianos.
  • Impulsar la investigación en campos que resultan críticos para los pacientes con situaciones subyacentes, como hipertensión arterial, obesidad, diabetes, desnutrición y edad avanzada.
  • Impulsar el área de ingeniería biomédica para contribuir, con diseños innovadores, al desarrollo de los equipos requeridos.
  • Contar con una base sólida de investigaciones en el campo de las ciencias sociales y las humanidades, en áreas como economía, sociología, filosofía y bioética entre otras, de fundamental importancia.

Aunque se dieron casos en todos los niveles socio-económicos, durante la pandemia ha resultado evidente que han sido afectados con mayor intensidad grupos poblacionales en situación de pobreza, hacinamiento, desnutrición, niveles bajos de educación, signo claro de la inequidad que prevalece en la región. Los efectos sobre el desarrollo económico se anticipan con carácter grave, y eso ahondará la pobreza y la situación de debilidad social por la que atraviesa una buena parte de nuestras poblaciones.

Por todo lo anterior, lo hemos constatado, la salud pública debe ser una cuestión de seguridad nacional.