(UNAL) El envejecimiento no solo depende de la genética

Aunque por lo general la vejez se asocia con cambios físicos externos como la aparición de canas o arrugas, este proceso natural también se da en los órganos y tejidos internos e incide en su funcionamiento. Los genes, que son los responsables del fenotipo del envejecimiento, responden a factores externos como el medioambiente, la contaminación, el estilo de vida y la alimentación, que hacen que el proceso sea más o menos acelerado.

COLOMBIA, 29 de abril 2024, UNAL

Según el Informe Social Mundial de 2023, en 2021 alrededor de 761 millones de personas en todo el mundo tenían 65 años o más, cifra que aumentará a 1.600 millones en 2050. Además, uno de los rangos de edad que está creciendo aún más rápido es el de las personas mayores de 80 años.

Pero el aumento de la esperanza de vida –gracias entre otras razones a las mejoras en la salud y las terapias médicas, un mayor acceso a la educación y la reducción de la fertilidad– no se da en la misma proporción en todos los Estados: hay una desigualdad en el envejecimiento, que repercute, por ejemplo, en la proliferación de enfermedades crónicas como las afecciones cardiacas, la obesidad o la diabetes, que inciden no solo en la salud pública sino también en el desarrollo de los países.

El profesor Gonzalo Arboleda, del Departamento de Patología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), magíster en Genética Humana, explica que “el envejecimiento es una característica poligénica, es decir que se debe al efecto de varios genes y que, en conjunción con aspectos como el medioambiente, termina definiendo su fenotipo específico”.

“Esto quiere decir que una persona con unas características genéticas y que se ha desarrollado en un ambiente X su envejecimiento puede ser diferente al de una persona con rasgos genéticos y un medioambiente diferente”, amplía el experto.

Con respecto a qué pasa en las células durante este proceso, el profesor indica que, “existen unas características biológicas que provocan el daño celular, por ejemplo, el más importante puede ser al ADN, pero hay otras que buscan responder a dicho daño y ahí se encuentra algo muy importante que es la senescencia celular”.

En el ámbito de la biología, la senescencia abarca el envejecimiento de las células hasta que dejan de dividirse, pero no mueren. La explicación que ofrece el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos es que “con el tiempo grandes cantidades de células envejecidas o senescentes se acumulan en los tejidos del cuerpo. Estas permanecen activas y liberan sustancias dañinas que producen inflamación y lesiones en las células vecinas”.

“Estas cambian su fenotipo morfológico, su metabolismo celular, producen sustancias dañinas para el tejido y esto repercute en su función; dicha transformación se aprecia en la piel, las arrugas, las canas, la pérdida de cabello”, agrega el profesor Arboleda. Además de lo mencionado, la senescencia cumple una función en la formación del cáncer y otras enfermedades”.

“Precisamente la investigación y la ciencia en el mundo han apuntado a comprender, por ejemplo, cómo el daño al material genético se asocia con estos procesos de senescencia celular y esta como la base primordial del componente biológico celular del proceso de envejecimiento que ocurre en los tejidos”, señala el docente.

Agrega que, “aspectos como la mala alimentación, la mala nutrición, pueden favorecer la generación de sustancias nocivas para las células y que causan daños al ADN, y esta, al ir perdiendo la capacidad de manejar ese estrés, entra en un proceso de senescencia celular”, concluye el experto durante un reciente ABC publicado en Periódico UNAL.

Fuente: UNAL

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