(UNAM) La vida sin hijos: causas profundas de una tendencia mundial

Tal decisión proviene de un cambio cultural y se debe a la preocupación por el futuro económico, y climático: Julián Flores Arellano, de la FES Aragón

MÉXICO, 3 de octubre 2024, UNAM

De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas, desde hace 50 años muchas partes del mundo han registrado tasas de natalidad negativas. Aunque esta situación aún no ha llevado a una reducción de la población total, el impacto de estas estadísticas podría tener implicaciones a largo plazo, ya que para 2100 se calcula que sólo seis países tendrán tasas de natalidad positivas.

Aunque este hecho quizá aún no ha generado un foco de atención importante, sus efectos comienzan a ser perceptibles en ciertas zonas. Por ejemplo, en Alemania, se estima que en los próximos 10 años al menos 7 millones de empleados abandonarán el mercado laboral y que la tasa de natalidad actual de la nación no cubrirá la tasa de relevo generacional cuando toda esa masa se jubile.

Japón y Corea del Sur registraron el año pasado mínimos históricos en sus tasas de natalidad. El primero ha experimentado ocho años consecutivos de descenso en el número de recién nacidos. Por su parte, el gobierno surcoreano ha implementado programas para promover la natalidad entre sus habitantes, con subsidios monetarios, servicios de guardería y apoyo para tratamientos de fertilidad. Sin embargo, el plan no ha dado frutos y la situación sigue en declive, siendo la segunda nación de natalidad más baja.

En México

El fenómeno de la baja natalidad es un problema mundial, y México también lo está padeciendo. Basado en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el portal Statista realizó una comparativa de la tasa bruta de natalidad en los últimos 13 años. La gráfica mostró una caída del 27 % desde 2011. Es decir, hace 13 años había 20 nacimientos por cada mil habitantes; para 2023, esa cifra se redujo a 15.

Aunque en el colectivo social se piensa que los jóvenes tienden a ser egoístas por no querer descendencia, lo cierto es que, para Julián Flores Arellano, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, lo que está motivando a éstos a no tener hijos tiene que ver con un cambio ideológico y una mayor conciencia social sobre lo que implica traer al mundo a un ser, tanto en los aspectos económico, psicológico y emocional.

“Pienso que incluso lo que ellos hacen es altruismo. Si uno les pregunta el motivo, te dan argumentos válidos. Reflexionan: ‘si con lo que gano muy difícilmente puedo sobrevivir, ¿para qué traer a alguien a sufrir?’ Pero ese razonamiento también abarca otros campos, no sólo el económico. Piensan sobre las condiciones que heredarán a sus posibles hijos, los conflictos políticos que enfrentarán, el tema ambiental, la seguridad social; todo eso lo suman y crean un escenario pesimista”, señaló.

Información de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos sustenta lo mencionado por Flores Arellano. En México, los temas que más generan preocupación y limitan la fertilidad de los jóvenes son: costo de vida (94.4 %), la baja calidad del empleo (91.9 %), las consecuencias del cambio climático (91.2 %), la falta de acceso a servicios de salud mental (88.7 %), los efectos en la salud que persisten tras la pandemia (84.4 %) y la seguridad nacional por la situación geopolítica (81.3 %).

Aunado a esos datos, hay otros que aún vuelven más sombría la situación. Según una institución bancaria, para que los jóvenes mexicanos puedan acceder a una casa con un valor de un millón de pesos (que es el valor promedio), deberían ganar al menos 48,000 pesos mensuales (un salario al que muy pocos pueden acceder) para no desbalancear sus finanzas (pagarían una mensualidad de alrededor 14,400 pesos por al menos ocho años). Como consecuencia, la poca probabilidad de acceder a una vivienda ha generado que el 46 % de los adultos jóvenes, en el rango de 20 a 30 años, viva aún con su padres.

Un fenómeno que podría explicar por qué varios jóvenes mexicanos no quieren tener hijos, según Flores Arellano, tiene que ver con que, en su momento, fungieron como cuidadores de sus hermanos menores y esto les enseñó que hacerse responsable de otro ser implica mucha dedicación. En 2021, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición dio a conocer que alrededor de 774 mil niños menores de cinco años estaban al cuidado de sus hermanos de menos de 10 años.

Otra situación: hay más perros y gatos que niños en las casas. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI, en México hay 38.2 millones de niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años, contra 43.8 millones de perros y 16 millones de gatos. La nueva estructura familiar se debe a que los animales cumplen una función afectiva muy importante y son compañía, “al grado de que pueden reemplazar esa figura de tener un hijo”.

Consecuencias

Flores Arellano lamentó que al tema no se le dé la prioridad que merece y que las medidas que se están tomando son más de reacción que de prevención. Por tanto, manifestó que el panorama no luce alentador para las generaciones venideras.

“Son cambios que ya están ocurriendo, que son perceptibles y que toman en cuenta el envejecimiento de la población contra la falta de nacimientos, pero se deben plantear mejores soluciones ante este fenómeno”, concluyó.

Fuente: UNAM

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