(UAM) Productores, vitales frente a desafíos económicos, sociales y medioambientales

*Hubo intercambio de conocimientos, experiencias y formas innovadoras de colaboración para fortalecer economías locales y construir redes de apoyo

MÉXICO, 17 de mayo 2024, UAM

Además de celebrar “la diversidad y la riqueza de nuestros productos agrícolas y servicios, este día estamos sentando las bases para construir relaciones sólidas y colaborativas que permitan enfrentar los desafíos del mañana con mayor resiliencia y determinación”, aseguró la doctora Delia Patricia Couturier Bañuelos, coordinadora de la Red de Investigación para el Fortalecimiento de la Economía Social y Solidaria de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Al dar inicio en la Unidad Xochimilco al Festival de Alimentación Sustentable Las abejas también hacen milpa, mismo que se llevará a cabo en octubre próximo, señaló la importancia de reconocer el papel vital que desempeñan los productores en un momento de constantes desafíos económicos, sociales y medioambientales.

Ello porque son éstos quienes con dedicación, creatividad e innovación “nos proveen de alimentos y bienes de primera calidad, son un vínculo tangible con la tierra y con nuestras raíces culturales. Lo mismo las organizaciones sociales que con su compromiso y empatía trabajan incansablemente para abordar las necesidades más apremiantes de nuestra sociedad, desde la educación y la salud hasta el medio ambiente y los derechos humanos”.

Por tanto, esta actividad, realizada en el Centro Cultural de esa sede universitaria, más allá de ser “un simple intercambio comercial, es un espacio de encuentro donde convergen la pasión por lo que hacemos y el compromiso con un futuro más prometedor para todos”, expresó.

La profesora investigadora del Departamento de Producción Económica invitó a la comunidad universitaria a aprovechar al máximo esta oportunidad para establecer conexiones significativas, compartir conocimientos y experiencias y explorar formas innovadoras de colaboración que permitan fortalecer las economías locales, promover prácticas sostenibles y construir redes de apoyo mutuo que trasciendan fronteras y diferencias.

“Al unir nuestras fuerzas y nuestros recursos, podemos marcar la diferencia y crear un futuro más humano, equitativo y sostenible para las generaciones venideras”, precisó.

Al inaugurar la feria en el marco del Día Mundial de la Abeja, el doctor Jaime Ortega Reyna, responsable técnico del Proyecto Alimentación universitaria y sustentabilidad De la milpa a la mesa del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), reconoció a la Coordinación de Gestión Ambiental de la Unidad Xochimilco de esta casa de estudios por ocuparse de la difusión de las abejas.

“Sin abejas no hay milpa y sin milpas no hay cultura y sin cultura no hay civilización; es decir, al fondo están estos pequeños insectos dando posibilidad de vida” frente a un panorama de riesgo en el que se continúa construyendo grandes complejos sin prever el lugar para el resto de las formas de vida.

La doctora Mayra Nieves Guevara, jefa del programa de Gestión Ambiental, informó el compromiso por realizar este festival dos veces al año, en mayo y octubre, al tiempo que agradeció a productores agrícolas de las alcaldías Tlalpan, Milpa Alta y Xochimilco, así como de Hidalgo y el Estado de México por su participación.

En el panel Privatización corporativa de las semillas, neoliberalismos y luchas por la soberanía alimentaria desde el maíz, la doctora Alma Piñeiro Nelson indicó que se han empezado a implementar estrategias de bioseguridad comunitaria para tratar de hacer un diagnóstico biológico, social y económico.

Como en Tabasco, donde se tiene presencia de transgenes en maíces nativos, cuyo planteamiento es que más allá de mejorar la legislación nacional e internacional, también “tenemos que pensar en las estrategias de abajo para arriba, es decir lo que pueden hacer las comunidades ante la presencia de transgenes en sus acervos”.

La investigadora del Departamento de Producción Agrícola y Animal alertó que esta presencia de transgenes en maíces nativos puede tener implicaciones legales porque las construcciones recombinantes de estas quimeras genéticas que se hacen en laboratorio pueden abrir una demanda por infracción de patente.

“En la Ley de Bioseguridad de nuestro país no queda claro de quién sería la responsabilidad legal si se encuentran estos transgenes entre el agricultor, productor o gobierno, en tanto que el pacto comercial con Estados Unidos y Canadá obliga a México a cambiarse al Convenio UPOV 91”.

La doctora Yolanda Massieu Trigo, docente de la Maestría en Sociedades Sustentables, enfatizó que cada vez más empresas trasnacionales son dueñas de lo que comemos en mayor volumen, sin importar nuestra salud ni los ecosistemas de nuestro maíz.

“Observamos con preocupación cómo los gringos a fuerza quieren vendernos maíz transgénico, atentando así contra una decisión nacional de alimentación, porque en el T-MEC (Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá) siempre hemos sido el socio débil; sin embargo, se han valorizado los maíces nativos, lo cual ha permeado más en la sociedad y ahora nos toca defender nuestra soberanía alimentaria”.

La docente en la Licenciatura en Sociología y el posgrado Desarrollo Rural refirió que “hay una crisis alimentaria brutal, dado los precios altos de los comestibles a nivel mundial derivados del cambio climático y las guerras”.

En el festival organizado por las coordinaciones de Gestión Ambiental y de Extensión universitaria y Difusión Cultural, la Red de investigación para el Fortalecimiento de la Economía Social y Solidaria y la Red de alimentación sana del Conahcyt, la doctora Leticia López Zepeda, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo, puntualizó que el país es autosuficiente en maíz para la nutrición.

“Producimos el suficiente maíz que nos comemos, con 27 millones de toneladas y para consumo humano se destinan entre 20 y 21 millones de toneladas, gracias a la resistencia, persistencia de comunidades campesinas que se mantienen defendiendo la tierra”.

En nuestro país, donde un connacional promedio consume hasta medio kilogramo de maíz al día, hay 5 millones de productores, de ellos el 70 por ciento tiene menos de cinco hectáreas (ha), mientras que 20 por ciento posee hasta 20 ha, a diferencia de Estados Unidos, ahí uno sólo puede ser dueño de superficies de hasta 800 ha.

Fuente: UAM

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