Es preciso imaginar a las universidades como espacios de estudio y reflexión, pero también de justicia

Tlatelolco, Ciudad de México, 9 de agosto de 2019

El Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) fue sede de la presentación del número 80 de la revista Universidades, cuyas colaboraciones abordaron la violencia que los estados han ejercido contra las universidades latinoamericanas en distintos episodios históricos. Al conversatorio asistieron las investigadoras Sandra Escutia (UNAM), Andrea Candia (La Ibero) y Noemí Lujan (UAM-Xochimilco); Ander Aspiri por el Centro Cultural Tlatelolco (CCUT) y Hugo Sáez, director de la revista, quien moderó el diálogo.

Roberto Escalante, secretario general de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL), agradeció la asistencia del público y lo invitó al Seminario “2019, año de autonomías”, el cual celebra los 90 años de la autonomía de la UNAM y los 70 años de la fundación de la UDUAL. Destacó que la defensa de la autonomía en la actualidad se orienta hacia los presupuestos asignados a la educación superior, los cuales se han visto mermados en no pocos países de América Latina dados los cambios en los escenarios políticos.

Portada antimonumental

El conversatorio lo abrió Ander Azpiri, Subdirector académico del CCUT, quien detalló el proceso de creación del Monumento a la Ausencia, obra de la artista israelí Yael Bartana, el cual ocupa la explanada central del recinto cultural y que enfatiza, a través de la lente de Laura Cohen, la desesperación de quienes vivieron la noche del 2 de octubre de 1968.

Este antimonumento, como Azpiri lo denomina, que convocó a estudiantes y trabajadores a caminar sobre una plancha de concreto, “es un espacio de activación de la memoria que no solo sirve para la contemplación, sino para la exigencia y la búsqueda de la justicia por parte de víctimas de la violencia”. Finalmente, agradeció a Universidades por haber seleccionado la obra como portada del número 80 de la revista.

Sandra Escutia, filósofa de formación y docente de la Facultad de Filosofía y Letras, comparó los artículos de la publicación que se refieren a los movimientos estudiantiles latinoamericanos y, con base en ello, subrayó que el Estado aprovechó la desarticulación social de los movimientos estudiantiles, en los casos argentino, venezolano y nicaragüense.

Comunidad académica ¿en zona de confort?

La académica destacó que el artículo “Crisis de identidad venezolana en el imaginario de la paz” tiene la particularidad de ser crítico con el gobierno venezolano, no por el recuento histórico de las represiones, sino porque subraya la responsabilidad que tienen los académicos, investigadores y el estudiantado mismo, quienes, se cuestiona que están en una zona de confort.

En su análisis, Escutia observó que en varios países de América Latina la distribución de los apoyos a las universidades van desapareciendo, a la par que algunas disciplinas que generan conocimiento crítico, como la filosofía y las ciencias sociales: “el caso brasileño es un claro ejemplo”, puntualizó.

Andrea Candia, académica del Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana, destacó los casos de violencia perpetrada a las universidades argentinas, especialmente la Nacional de Córdoba y la de Buenos Aires. Detalló que los espacios universitarios, a pesar de ser autónomos, logran ser fracturados. En primera instancia, por la sociedad civil, que en escenarios de violencia colabora con el Estado por medio de la identificación y persecución del ser “subversivo”, un estereotipo altamente difundido. Por otro lado, a través de programas neoliberales que establecen estándares en la educación.

Autonomía universitaria en la 4T

Finalmente, Noemí Luján, investigadora del FLACSO, con aguda crítica observó similitudes entre las experiencias de intervención directa de modelos militares y la normalización de la censura, la violencia y la polarización en los casos argentino, nicaragüense y venezolano, ante quienes no responden al proyecto político en turno.

Asimismo, destacó que la violencia también está relacionada con la asignación de recursos vinculados a la calidad de los servicios y a las funciones sustantivas de la universidad.

Finalmente, opinó que “en México hay una exigencia para que las Instituciones de Educación Superior respondan a las necesidades del país, no obstante, estas exigencias son legitimas, siempre y cuando no se confundan con la vinculación orgánica a las instituciones del Estado, violando la autonomía universitaria.

El número 80 de Universidades está disponible en la liga http://publicaciones.udual.org/

LFRD

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