El miércoles 20 de abril, el Archivo General de la Universidad de la República (AGU) conmemoró veinte años de historia desde su creación en 2002. En la ocasión estuvieron presentes el rector, Rodrigo Arim; el prorrector de Gestión, Luis Leopold; las coordinadoras del AGU, Vania Markarián y Natalia Feippe; y la cofundadora y ex coordinadora del Archivo, Alicia Casas.

URUGUAY, 21 de abril 2022, Udelar

Al acto asistieron integrantes del AGU, autoridades y ex autoridades universitarias. Markarián recordó que el Archivo se fundó durante gobierno de Jorge Batlle y rectorado de Rafael Guarga, durante una de las «peores crisis» del país, y en estos dos años en un contexto de crisis deferente, por la pandemia, «la Universidad sigue trabajando amorosamente en lo que cree importante». Destacó esa calidad de los universitarios: la de seguir trabajando «aunque no parezca que importa, aunque no parezca urgente, porque esas acumulaciones se notan cuando surgen las demandas, cuando estamos ante demandas sociales». Para Markarián esto ha sido una marca del Archivo, el esfuerzo de preservar para servir, de ser un archivo de servicio, de puertas abiertas. De esta manera, inauguró la celebración compartiendo algunas palabras de los usuarios del AGU.

A través de mensajes en videos, varios usuarios relataron sus experiencias de trabajo con el Archivo. Funcionarios de la Udelar que se desempeñan en la Dirección General de Arquitectura y en la Bedelía General, agradecieron el apoyo del AGU para organizar los acervos documentales de esas dependencias. Académicos de Uruguay y del exterior resaltaron las excelentes condiciones de conservación de los diversos materiales custodiados en AGU que fueron fuente en sus investigaciones, en áreas como la historia de las ciencias, de los movimientos sociales, los derechos humanos y la justicia transicional. También destacaron que el trabajo del Laboratorio de Preservación Audiovisual (LAPA) del Archivo «marcó un antes y un después en la investigación del cine y audiovisual uruguayos». Coincidieron en señalar que el equipo de trabajo del AGU, que incluye historiadores e historiadoras especializados en historia reciente, historia intelectual y de la educación superior, realizan un trabajo de asesoramiento y sostén fundamental para estas investigaciones.

Historia universitaria

A continuación, Natalia Feippe leyó la intervención del rector, impedido de hacerlo por encontrarse con disfonía. En su mensaje, Arim expresó que a través de esta conmemoración se reconoce simultáneamente lo logrado y a actores que fueron protagonistas de esos logros, pero también «nos preguntamos y reafirmamos sobre el papel presente y futuro de los espacios construidos». El Archivo, para el rector, es antes que nada un gran logro de la Udelar, un apoyo archivístico para la institución y sus autoridades, un acervo histórico a disposición de la ciudadanía y un centro de investigación de calidad con foco en la preservación y en la producción académica de conocimiento genuino y original. Añadió que ese conocimiento es generado sobre la propia historia de la Universidad, pero no desde una mirada insular aislada, sino como parte de una historia del quehacer universitario enmarcada en los conflictos sociales políticos del país y las condiciones contextuales de la región y el mundo.

«No es de extrañar que entre sus precursoras se encuentren académicas de la fusta de Blanca Paris de Oddone y Alicia Casas; mi reconocimiento explícito a ambas», destacó. También el reconocimiento al equipo humano que hoy se desempeña en el Archivo, que genera conocimiento original, trabaja en preservar acervos y sostiene la memoria institucional, imprescindible para la gestión cotidiana. Indicó que el AGU es un buen ejemplo de «una innovación académica en ámbitos centrales exitosa y consolidada», y señaló que todavía la Udelar tiene dificultades como institución para darle «la proyección y estabilidad a arreglos que escapan a los confines de los servicios».

El rector agregó que los próximos 20 años con base en lo logrado «auguran la continuidad de una producción académica de calidad y la consolidación, ahora en un nuevo espacio físico, mucho más adecuado, de su papel de preservación de valiosos acervos documentales de diferentes formatos».

Presente y cotidiano

Por su parte, Leopold afirmó que es parte de una concepción en la cual la Udelar «ha vivido construyendo innovaciones fantásticas, desafiantes», entre ellas el AGU. Para el prorrector era quizás difícil de ver en 2002 la potencialidad que tendría el Archivo, pero hoy es fácil visualizarlo en el trabajo cotidiano. Es un espacio de consulta -como lo han señalado usuarias y usuarios- en la investigación académica, pero también «en la gestión cotidiana, para tomar decisiones desde cómo denominamos a determinados espacios universitarios a cómo nos nutrimos de determinadas perspectivas para abordar distintos temas; en ese sentido el AGU es un archivo del presente, está allí en lo cotidiano».

En el necesario rediseño que la Universidad tiene en relación a los ámbitos centrales, explicó, el Archivo «tiene un desarrollo tal, no solamente desde el punto de vista académico, sino en el rol que juega para aportar información sistemática y asesoramiento para la toma de decisiones, que plantea la necesidad de repensar cómo se continuará desarrollando este equipo, estas capacidades y desarrollos».

Luego de estas intervenciones, Markarián presentó parte del trabajo que hace el LAPA, que le ha dado al Archivo mucha visibilidad puertas afuera y se ocupa de la preservación digital en un sentido amplio, trabaja con el acervo universitario en diferentes soportes y formatos, tiene servicios externos y ha cambiado la forma en que hoy se puede trabajar con respecto a la imagen fija y en movimiento en nuestro país. La muestra proyectada, que cubre ocho décadas de producción audiovisual, incluyó varios fragmentos de películas recuperadas.

Un proyecto multidisciplinario

Por último, Alicia Casas recordó las cuatro disciplinas que actuaron como disparadoras del proyecto del AGU: la historia de la mano de la archivología, la administración, el derecho y la arquitectura. Respecto a la historia, destacó a Blanca Paris de Oddone, la primera egresada de la Licenciatura en Historia de la Udelar, que al cumplirse el centenario de la institución en 1949 realizó un relevamiento del entonces archivo de la universidad. El deslumbramiento con ese enorme acervo y las posibilidades de los procedimientos archivísticos como auxiliares de la historia crearon en Blanca «un apego a los archivos que será el leitmotiv a lo largo de toda su vida». Al regresar de su exilio en México, encontró como la dictadura había arrasado el archivo que en algún momento había estado en un depósito detrás del Paraninfo de la Universidad. «Con ahínco volvió a adoctrinar sobre la importancia de conservar los documentos con información histórica que había en los servicios universitarios y a dedicar tiempo al desarrollo del proyecto del AGU, retornó con el entusiasmo del estudiante más la autoridad emanada de su trabajo académico y de su reservada personalidad», relató.

En 1985 la reorganización de la Udelar luego de la dictadura trajo consigo la multiplicación de actividades y a la vez el crecimiento exponencial de la documentación administrativa. Pasados 10 años, se creó el Prorrectorado de Gestión y uno de los problemas que tuvo que enfrentar su administración fue la cantidad enorme de papeles mantenidos en varios sectores de oficinas centrales que requerían alquiler de depósitos. En octubre del 2000, se dispuso la creación de una Comisión de Selección, Valoración y Eliminación de documentos con el fin de determinar, a través del análisis de las tipologías documentales existentes, qué documentación debía ser conservada. Además, hacía falta un abogado que se alineara desde la comisión, pues era necesario respaldarse en las normas jurídicas vigentes para los procedimientos de archivo, y en paralelo se trabajaba en la ordenanza para la institucionalización del AGU. La Dirección de Arquitectura del Protectorado de Gestión dispuso que se proyectara un espacio que albergara los documentos y los funcionarios que realizarían el tratamiento archivístico. «Ya finalizada la obra, cuando fuimos a ocupar éramos un pequeño grupo feliz, convencidos de que íbamos a hacer algo grande», concluyó Casas.

Fuente: Udelar